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Que el humo no nos calle más

Gente de Tres Isletas: ha llegado la hora de perder el miedo y decir basta. Basta de mirar para otro lado. Basta de aceptar lo inaceptable como si fuera normal. Porque no solo están destruyendo el medioambiente, también están enfermando lentamente a toda la población.

Desde hace décadas, se viene contaminando el aire de forma silenciosa pero constante a través de la quema de árboles en hornos de carbón, una práctica que muchos ven como «normal» o necesaria, simplemente porque genera ingresos o “sustento” para algunas familias. Pero lo que nadie dice, lo que nadie se atreve a hablar, es el costo real de esta actividad: la salud de todos.

El humo que inunda nuestra ciudad no es inocente. Está cargado de monóxido de carbono y otras sustancias tóxicas, producto de la quema incompleta de madera. Estos compuestos afectan los pulmones, el sistema nervioso, agravan enfermedades respiratorias, provocan alergias, debilitan el sistema inmunológico y afectan especialmente a los niños y adultos mayores.

Durante el día puede pasar desapercibido, pero al caer la noche, las luces de la calle reflejan con claridad cómo el humo se apodera del aire. No es una sensación. No es algo que pasa «de vez en cuando». Es constante, todos los días. Y lo más alarmante: la mayoría de estos hornos funcionan dentro del casco urbano o muy cerca de él, sin ningún control real.

¿Dónde están las autoridades? ¿Quién regula esta actividad? ¿Quién protege la salud de los vecinos?
La respuesta es tan dura como evidente: nadie.

El silencio se mantiene, en parte, porque muchas personas sienten que no pueden decir nada. Porque los responsables de estas actividades tienen poder económico, político o judicial, y eso genera miedo. Pero hoy queremos decirlo con claridad: el miedo no puede seguir paralizándonos.

Esto no es una cruzada contra el trabajo ni contra las familias humildes, sino contra una práctica que pone en riesgo la vida de toda una comunidad en nombre de la ganancia de unos pocos.

Ya es hora de abrir los ojos. Ya es hora de actuar. Convivir con humo tóxico no es normal. Respirar aire contaminado no es parte del paisaje.

📢 Denunciar no es traicionar. Es cuidar. Es proteger. Es defender lo más básico: la salud y el futuro.
Si nadie hace nada, hagámoslo nosotros. Como ciudadanos. Como comunidad. Como seres vivos que merecen respirar aire limpio.

Que el humo no nos calle más.

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