Qué se recomienda para evitar los contagios de COVID-19 en Navidad y Año Nuevo
Se acercan las fiestas y muchas personas se van a juntar con otras que no forman parte de sus contactos habituales; dado que en nuestro país los casos de COVID-19 continúan subiendo en forma progresiva, algunos consejos para disfrutar de las fiestas protegiéndonos del coronavirus.
Vacunarse con el esquema completo siempre que sea posible.
“Los datos han evidenciado que los cuadros más graves o que requieren hospitalización por COVID-19 son de personas que no han sido vacunadas”, advierte la OMS.
Mantener las medidas personales de protección.
Usar un cubrebocas adecuado
Respetar una distancia física de al menos un metro
Ventilar los espacios cerrados
Evitar las aglomeraciones y los espacios cerrados
Lavarse las manos a menudo
Utilizar un pañuelo desechable o el interior del codo al toser o estornudar
Evitar reuniones en lugares cerrados.
Todos confiamos en nuestros familiares y amigos, pero todos los grupos están interconectados con otros y las nuevas versiones del virus llegan a todos. Encontrarse en espacios abiertos (patios, terrazas y veredas) siempre que sea posible y, cuando las reuniones sean en sitios cerrados, será mejor que no sean numerosas y que haya buena ventilación.
En la distribución de las personas en la mesa, se recomienda que los convivientes o contactos habituales se ubiquen juntos, sin mezclar con otros grupos.
Evitar los viajes si se corre algún riesgo
Es aconsejable que las personas enfermas, sin vacunarse o sin anticuerpos por infección del coronavirus, al igual que los mayores de 60 años y quienes padezcan enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o males cardiovasculares, pospongan los viajes a lugares donde haya transmisión comunitaria.
Además, todos los viajeros deben estar atentos a cualquier señal o síntoma de COVID-19 y respetar las medidas preventivas todo el tiempo, independientemente de que hayan sido vacunados
Acudir a fuentes confiables de información
La desinformación y la información falsa o errónea coloca en riesgo la salud y la vida de las personas, socava la confianza en la ciencia e impide que la gente tome decisiones sanitarias correctas. Es necesario buscar fuentes de información serias y confiables que brinden evidencias científicas.
